Lo cierto es que nadie puede negar la belleza de sus costas, aunque las mejores plazas sean ocupadas por “resorts” de lujo…
… y la paz a sus carreteras.
Dejo a sus gentes con su rutinaria labor y dejo el volcán Rinjani a mi derecha,
Un volcán a cuya ascensión dejo para otra ocasión…
… ya que debo seguir mi camino hacia Bima, en Sumbawa, para no perder un ferry que solo pasa cada quince días. Pero no puedo negarme a compartir unos momentos con sus simpáticos habitantes….
… o aguantar la mirada desafiante de sus cachorros
A medida que uno se va alejando de Bali la pobreza va aumentando y son comunes las pequeñas cabañas habitadas por familias numerosas. También se nota más la presencia del Islam y no dejan de sorprenderme cuando detrás del burka, prenda de la que prefiero no hablar, por si acaso, una simpática mujer me habla en un fluido inglés.
Y todos me preguntan: cuál es tu religión?
Y yo les respondo: qué es eso?
Y entonces se quedan en fuera de juego y solo por ver los ojos que ponen cuando sus esquemas son ligeramente sacudidos, merece la pena no dar la respuesta más fácil, que además sería mentir
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