martes, 21 de diciembre de 2010

6. BYE BYE LOMBOK & SUMBAWA


Mi paso por estas dos islas ha estado marcado por el ferry que debía coger en Bima hacia Sulawesi. Esto no me ha permitido salirme mucho del guión pero no me ha importado. La costa de Lombok y los espacios abiertos y las gentes de Sumbawa serán anotados en mi lista de momentos para no olvidar. Aunque Lombok está esforzándose por abrirse al turismo aprovechando la cercanía a Bali y sus costas envidiables, lo cierto es que ambas islas están bastante vacías de extranjeros. Y eso es bueno, egoistamente hablando... Son dos islas ideales para hacerlas en bici porque lo bonito de ambas no son el destino en sí, sino el camino.

5. Quien dijo que era fácil?

Y llega el día esperado. El día en el que el monstruo flotante llega a puerto. La gente lleva esperando horas, algunos dos semanas, que es cuando llegó por última vez. Y la espera trae ansiedad, reflejada en la subida al barco. Cuando al fin, tres horas después de atracar, el monstruo está listo para partir, hace sonar la inconfundible bocina propia de los  grandes amasijos de hierros flotantes. La gente saluda a los que se quedan. Yo también. "Mi" gente ha tenido el detalle de esperar a que finalmente abandone Bima. Es parte de la tradición islámica, cuando te acogen no se despegan de tí hasta que has salido de sus dominios, entonces, se quedan tranquilos. Yo dejo atrás esta isla que llevo en el corazón sin saber que a la que me dirijo me dejará aún más huella


Las 30 horas que dura el trayecto hasta Makassar darán para mucho. Hablaré con mucha gente, de los temas más diversos. Hablaré con hombres, mujeres, musulmanes de Sulawesi y cristianos de Flores, pero la conversación que dará más juego la llevaré a cabo con un grupo de pastores-pijos-fanáticos-descerebrados afincados en Kuta que se dedicarán a sermonear a la gente invitándola a abrazar el Corán.  Conmigo hablarán casi dos horas pero será en vano. Por mucho que me garanticen el paraíso no me convencen para bajarme en Labuanbajo para pasar unos días con ellos en la mezquita. Para mi, les digo, el paraíso está en cada día que viajo en bici. Y me miran con asombro, con pena.

Y las noticias corren rápido por el hacinado barco. Al día siguiente la gente susurrará a mi paso. Y lo que susurrarán me hará reir. "Mira", dirán, "ahí va el que no cree en los milagros..." Y es que mi conversación con los mullás llegará a oídos de los camarotes, donde la gente, aburrida, no tendrá nada mejor que hacer que cotillear.

Cuando los mullás se meten en la mezquita y dirigen los rezos, tengo tiempo para contemplar un atardecer más, un atardecer de esos tan especiales que solo se admiran en la mar.
 
Cuando arribe a puerto me estarán esperando los Hijos del Sol, que acaban de llegar de Papúa. Pero esa será otra historia...

4. La isla de los famosos

Como no sé cómo se les llama a los habitantes de Sumbawa y no me apetece buscarlo en internet me referiré a ellos como a los “Indocachondos” o los “Indofamosos”.
Y es que no hay más que darse una vuelta por la isla para entenderme.

Son gente con sentido del humor y amantes de las bromas. Porque si no, a cuento de qué viene que anden jugando al escondite conmigo? Es que se creen que no me he dado cuenta que detrás de ese saludo inocente hay una persona tratando de pasar inadvertida a mis ojos? Es que se creen que no le he visto? Qué cachondos!

Pero también es, debido a su discreción, el lugar al que se retiran famosos venidos a menos, la mayoría retirados con sus familias y dedicados a tareas más mundanas.

Así me encontré con Mari Carmen y sus muñecos, que visto que ya nadie la contrataba (con toda la razón del mundo) decidió comprarse una granja en Sumbawa Besar, ponerse un pañuelo para pasar inadvertida y comprarse un muñeco con cara de tener problemas de vientre…

…o cuando descubrí al primo de Ronaldinho dando de comer a gallos de pelea para apostar en los suburbios de Bima y que ante mi objetivo los cambió por una gallina enferma y me puso la misma cara que ponía su primo cuando pedía al árbitro tarjeta amarilla para el rival…


… o cuando me tropecé en la carretera que llevaba a Dompu con la hermana del “Pozí” (o como se escriba), aquel pobre personaje al que un famoso periodista pagaba para que la gente se riera de él. Cuando el periodista dejó de contratarle se retiró a la isla con su hermana para vender pescado bajo el sol abrasador, “por si tienen frío”, decía…

Así es esta isla, una isla de cachondos y famosos

3. El placer es mío

No hay más que ver esta cara para saber inmediatamente que Sumbawa va a ser una isla entrañable. Una isla donde seré tratado con respeto y mucho cariño. Una isla donde volveré a ser el señor "Mister" y donde volveré a sentirme importante

La isla está llena de críos. No pierden el tiempo sus habitantes... Igual tiene relación con sus casas. Me tienen fascinado. Son bonitas, pero sobretodo prácticas, perfectamente adaptadas al medio, un medio caluroso y húmedo donde los haya...

A pesar que sea una isla con menos recursos no por ello son más dejados. Al revés, en Sumbawa he visto que cuidan mucho su imagen, tanto hombres como mujeres

y aunque para algunos haya habido tiempos más gloriosos se percibe dignidad en muchos de sus rostros...

... incluso aunque parezcan que estén encerrados y castigados sin salir a corretear a la calle

Las escaleras de la entrada a las casas pueden contar miles de historias,miles de conversaciones sobre las cosechas o sobre el novio de la hija del tendero...

... pero eso lo harán en petit comité porque en cuanto aparezca un foráneo saldrán corriendo a recibirlo. Le enseñarán la hora para que recuerde el momento toda su vida y se mostrarán tímidamente a la cámara...a excepción del joven sin camiseta...

... que acabará echándole los tejos a la chica de amarillo, porque se les ve que están hechos el uno para el otro

Y lo que más me ha gustado de la gente de Sumbawa es que nunca nadie ha dado la nota
El placer es mío!!!!!

2. Sumbawa, donde los espacios son abiertos

El calor es asfixiante. Un caballo y su dueño vienen a recibirme. Al menos veo alguien moviéndose...


... porque otros, los más, se refugian en la sombra mientras el pobre equino espera al sol. Mala suerte haber nacido en Sumbawa...

La isla se caracteriza por sus amplios espacios abiertos, ya sean junto al mar,

... o junto a las montañas

Lo cierto es que agradezco el silencio y la tranquilidad que encuentro en la carretera

El calor es asfixiante. Cómo es posible tanto calor?

1. Lombok

Entrar en Lombok es como volver a entrar en Indonesia. Recorro solo la costa norte, una costa bella a la que ya le queda poco de virgen. Como diría mi amigo Fon, de Jaén, “los más intrépidos hijos de Kuta se adentran hasta Lombok, aunque siempre pegaditos a la costa, sin perder de vista a Bali… ” y qué razón tiene el condenado... pero quizás se a mejor así.
Lo cierto es que nadie puede negar la belleza de sus costas, aunque las mejores plazas sean ocupadas por “resorts” de lujo…

 … y  aunque hubo una época en la que el ambiente estaba revuelto, con enfrentamientos étnicos día sí y otro también, ahora parece que ha vuelto la armonía…


… y  la paz a sus carreteras.


Dejo a sus gentes con su rutinaria labor y dejo el volcán Rinjani a mi derecha,


Un volcán a cuya ascensión dejo para otra ocasión…


… ya que debo seguir mi camino hacia Bima, en Sumbawa, para no perder un ferry que solo pasa cada quince días. Pero no puedo negarme a compartir unos momentos con sus simpáticos habitantes….


… o aguantar la mirada desafiante de sus cachorros


A medida que uno se va alejando de Bali la pobreza va aumentando y son comunes las pequeñas cabañas habitadas por familias numerosas. También se nota más la presencia del Islam y no dejan de sorprenderme cuando detrás del burka, prenda de la que prefiero no hablar, por si acaso, una simpática mujer me habla en un fluido inglés.


Y todos me preguntan: cuál es tu religión?
Y yo les respondo: qué es eso?
Y entonces se quedan en fuera de juego y solo por ver los ojos que ponen cuando sus esquemas son ligeramente sacudidos, merece la pena no dar la respuesta más fácil, que además sería mentir